En el acto primero Dionisio decide pasar su última noche antes de casarse con
Margarita, hija de don Sacramento, en un modesto hotel de provincias. El dueño, don
Rosario, le enseña su habitación. Cuando Dionisio se está probando los sombreros de
copa para la ceremonia, entra Paula, una hermosa muchacha que forma parte de la compañía
que se aloja en el mismo hotel. En realidad tenía la intención de chantajear a Dionisio
con el negro Buby. Paula confunde a Dionisio con un malabarista y abandona su
intención. Llegan el resto de las chicas de la compañía y el protagonista es invitado a
una fiesta en la habitación de al lado a la que se siente obligado a asistir por la insistencia
de Paula.
En el acto segundo comienza la fiesta con los extraños personajes que han aparecido
al final del acto anterior. Dionisio, algo bebido, se encuentra feliz. Buby y Paula
discuten y este le recuerda el crudo mundo de las bailarinas. Fanny intenta conseguir las
medallas de El Anciano Militar. Sagra consigue que El Astuto Cazador tire los conejos.
El Guapo Muchacho coquetea con La Mujer Barbuda. El Odioso Señor pretende seducir
a Paula con regalos mientras ella intenta engañarlo y reacciona violentamente al darse
cuenta de lo que quiere la bailarina. Paula y Dionisio hacen planes de futuro y se besan.
Buby golpea a Paula, que cae. Sigue sonando el teléfono y llama a la puerta don Sacramento,
futuro suegro de Dionisio.
En el acto tercero llega don Sacramento para reprender a Dionisio por no haber
contestado al teléfono durante la noche a pesar de las insistentes llamadas de Margarita.
Acusa a Dionisio de bohemio y le traza un plan de lo que será su futura vida matrimonial.
Paula lo ha oído todo y descubre que no es malabarista y que planea casarse. Dionisio
no quiere hacerlo, pero Paula lo anima y lo ayuda a vestirse y le proporciona como
mejor un cuarto sombrero que usaba para bailar el charlestón. Guiado por don Rosario,
el hotelero que lo había recibido, sale Dionisio saludando a la bailarina, que queda pensativa
ante los otros tres sombreros de copa, hasta que los lanza al aire con grito de pista.
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